mi sitio....

Vivía sumida en un permanente estado de fatalismo.

Me sentía la mujer más desgraciada, creyéndome incapaz de salir.

Existía de manera fraudulenta, sin permitirme el derecho a VIVIR.

No asumía que mi burbuja contaminante de negatividad la había creado yo.

De la fase autodestructiva pasé a la fase buscadora.

Intentando ser resolutiva, buscaba darle sentido a cada cosa y encajarla en su compartimiento correspondiente.

Y consumí energías desconocidas con el único propósito de buscar esa anhelada y esquiva paz interior.

Claro que cuanto más me obsesionaba con encontrarla más me cegaba.

Razonaba, analizaba, descomponía...y vivía bajo la ilusión de que "hacía algo positivo", que no permanecía quieta esperando a que algo bueno ocurriera.

Objetivo ingenuo el de buscar la felicidad en lo ajeno.

Y me cansé.

O me cansaron.

Y me di cuenta de que la que no funcionaba era yo, de que me negaba constantemente con tanto mirar afuera.

Y tomé decisiones básicas, sencillas, transcendentales que me desplumaron por completo, dejándome vulnerable, expuesta, en carne viva.

Y fue entonces cuando me di pena, y decidí guardar un poco de cariño para mí.

Fue entonces cuando me reconocí, en circunstancias precarias, dependiente, sola, con más responsabilidades que nunca, y a la vista de los demás una fracasada.

Pero me reconocí.

Y me di cuenta de que mi éxito personal no radica en nada más que en no engañarme a mí misma, y en encontrar mi sitio.

Y en descubrir que mi sitio soy yo.